sábado, 31 de mayo de 2008

Arquero

Una de las cosas que más me fastidia de estar enrejado, es que ahora ya no puedo servir de poste en muchos e interesantes partidos de fulbito.

Recuerdo, por ejemplo, a un gordito que vino un par de años. Él quería ser arquero. Quería atajar como Kahn, tanto como su papá -hace muchos años- quería ser Ballesteros. Quería gritar y así ordenar a sus defensas. Salir a cortar los corners, despejando con el puño. Aprender a embolsar sin que se le escurra la pelota. Tapar penales y que lo aplaudiesen por ello. Tener los mejores guantes. Hacer renegar a los delanteros que no pueden meterle goles. Formar parte del equipo que gana.

Hace tiempo que ya no dejan jugar en el parque, "hay que cuidar las flores" dicen los vigilantes. Ayer lo vi pasar, calculo que ahora tiene unos 14 años. Ha crecido bastante y ya no es gordo. Debe estar ya en secundaria. Me pareció que veía con nostalgia el césped, mientras se colocaba sus audífonos. Quedan pocos de sus amigos en el barrio, pero a mi me parece ayer el día en que corrían y sudaban tras la pelota y yo, orgulloso, hacía de poste en un arco imaginario de fútbol.

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